jueves, 7 de abril de 2016

entre los pasos está el vacío.

Mi tura
deporte
techné
es escribir
no sé
si es lo que mejor/o
peor/ me sale
sólo actúo
Mi antifaz
es mi nombre
el mar
mi nomenclatura
te amo
porque estás tan lejos
porque estás tan cerca
mi alma cruje
mi corazón se encripta
te puedo ver
tocar
sentir
cuando no estás
porque estás
acá
al otro lado del mundo
apareciendo
desapareciendo
todo junto
al mismo tiempo
como yo
conmigo
y sin mi.

miércoles, 20 de enero de 2016

Breve historia del radicalismo, sujeto a cambios.

Había una vez un país colonial, luego hubo un gobierno popular que se tornó, finalmente en contra del obrero trabajador. El partido popular, nuevamente, se llenó de oligarcas. Se fraccionó, se dobló y cuando casi se rompía surgieron unos patriotas identificados con los primeros principios de ese partido que fue lejanamente popular. Estos patriotas, al encontrarse sin representación dentro del espacio al que decían pertenecer, se alinearon como precursores del nuevo partido justicialista que empezaba a asomar banderas de lucha por la igualdad del humano. Los otros que habían quedado dentro del antiguo partido político y habían asentido a que el mismo se rompa doblándose, siempre fueron adelante radicalmente, y esta vez el precio tampoco importó, el primer partido popular fue en contra del pueblo. Así, en cada ocasión, intentaron defenestrar al neófito partido, cada vez más desentendidos de lo que habían sido alguna vez. No obstante esta situación penosa, todavía algunos dentro del retrocedido avance radical, pensaban en purgar su partido de tales tratos (incluso un gran presidente argentino de su partido sintió tristeza al ser electo proscribiendo al justicialismo que representaba a la mitad del país), intentaron volver a la representatividad honesta: pero ya era muy tarde, estaban completamente infestados. Ni hablar de las calumnias que le hicieron al piso argentino, cubriéndolo de sangre derramada: su corazón se hinchó en un olvido atroz. Y así pasaron los peores años de este país y no tan peores para este melancólico partido político. Todos pensaron que no había más esperanzas para ambos. Entonces, desde las profundidades olvidadas del primer gobierno popular argentino y la dignidad de los primeros soplos de reconstruccion radical y partidaria, llegó la esperanza y la luz: volvieron a fundar el país, nos trajeron al padre de la democracia argentina. Tal vez por el afán indignante, los justicialistas no querían creerlo, porque habían olvidado un poco la gran enseñanza del primer trabajador, quien siempre repetía a la Patria como primer lugar entre todas las cosas. En fin, las mismas oscuras fuerzas que se habían llevado a sus antecesores (tal vez un chiste de opinión pública, un noticiero, un golpe de estado económico, una novela al mediodía), un poco después y aún en el pasado, se lo llevaban a el. Lo curioso es que después de haber restablecido el país, el pueblo aún le debía reconocimiento (sin negar lo contraproducentes que fueron todas las instituciones para con la difícil tarea de bregar, una vez más, por la igualdad y el amor). Siguieron, al mando argentino, los peores representantes coloniales que podría haber sangrado esta Patria. Hasta que uno de ellos se atrevió a usar como representación aquel partido que había reestructurado la democracia con apoyo del avejentado hombre que había hecho triunfar la hora sin sombra del nostálgico país. Una vez más, la traición se hizo carne del radicalismo, dejando en bancarrota las esperanzas y la economía argentina que huyeron en un helicóptero trayendo la miseria occidental al país justicialista. El tiempo bélico recomenzó esta vez sin armas del pueblo, un terrorismo de estado que se servía de los grandes mercados oligopolicos y la muerte de los desafortunados. Entonces, ya cansados de tanto dolor patrio, los argentinos no creían en nada. Las dos fuerzas que alguna vez mejor supieron representarlos estaban agonizando, casi despedazados en el cipayismo y la tiranía. Cuando los entumecidos argentinos emitieron sufragio no esperaban recobrar los sueños, pero lo hicieron. El nuevo gobierno vino del justicialismo doctrinario comprometido con la lucha patria y la grandeza de la Nación. Tuvo la grandeza de pedir disculpas al estado, al pueblo, por las injurias cometidas y de agradecer honoríficamente al padre de la democracia poco antes de que se lo lleve la parca. Pero esto no bastó: ya se habían roto, de tanto doblarse. Aquel ser patrio, antes de encomendarse a la nada había dicho el futuro desvanecedor para su partido en caso de una nueva alianza con el conservadurismo. Nadie en su partido lo escuchó, el tribunal ético cercionaba la falta de moral para pertenecer a este espacio y los más arraigados principios populares sirvieron para que los pocos radicales que levantaren las banderas socialistas de lo que había sido su partido, nuevamente sean precursores de una nueva argentina justicialista. El resto, es historia.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

leviatán

estaba sentada en un palco como tirada en el mundo, así en la segunda fila, hacia la izquierda de quien entra al teatro para oir al expositor de frente y con la cabeza en alto. Frontales en mi dirección , (hacia el primer palco) había dos compañeros entrañables que desconociéndose de mí, miraban con caras de preocupación.
 en los palcos bajos  demonios de traje y corbata muy bien vistos a imagen y semejanza de abogados, observaban el escenario y por la cazuelas podrían verse los patriotas, como en el abismo de distancia ideológico.
 se acercó hasta el estrado la mujer más maravillosa del mundo, ésa que ovacionamos hasta encarnecer nuestras palmas e hizo que celebremos la difonía que acogen los nuevos derechos que históricamente le fueron negados a las masas bárbaras y populares en su espectacularidad vulnerable.
 por primera vez caminaba a paso lento y cansado, una vez más, lucía el negro fúnebre que tan mal le queda cuando nosotros la adoramos comprendiendo que su útero nos acogió a la mayoría de los argentinos. su tristeza acongojaba al mundo, era infinita como las  pampas que curan el alma a kilómetros de distancia. Fue, tal vez, por eso que me precipité a su encuentro desde el pasillo de mi cazuela hasta el palco principal donde empezaría su discurso, y entre libros y fotocopias, rescaté un libro artístico, como presagio: "el hombre y su experiencia" de Juan Dewey, quien en su afán de ser marxista, se convertía en la alfombra roja del conservadurismo capitalista. 
 ella comenzó a tartamudear y los mediocres no pudieron sino mofarse de su propia estupidez reflejada en un inconveniente situacional. Por primera vez, se desmoronó su firmeza y rompió en un llanto mesurado y sufriente, inapaciguable por su carácter profundo. Laceró mi alma, logrando un profundo abrazo leal, ya no podía contenerme. Sentía que mi deber era abalanzarme contra esos payasos y rasguñarlos, herirlos, lastimarlos aunque jalen mis cabellos y mi ADeeNe manche el piso sucio que soportaron sus asquerosas patas. Pero una vez mas, el abrazo del amor me instó a comprender que no lograría nada respondiendo como ellos, dándoles el gusto de transformarme en violencia, en ser ellos por un minuto, no se lo merecían; mi alma tampoco.
 sin despedirnos,  nos encaminamos hacia un supermercado gigante a dar vueltas entre las góndolas impuras y frívolas que sólo atenderían sus propios intereses, que ya no fijarían sus precios para cuidar al trabajador infortunado ni a su bolsillo o a sus cinco pesos para los caramelitos que afectuosamente solía regalarle a su pequeñín.
 de esta manera, dimos un giro y sus átomos se desarmaron: ella desapareció, y yo quedé sola entre una economía cruenta y ajena a mi necesidad de justicia social. Ya no tenía nada que hacer allí. Salí por la puerta del supermercado y salvando tiempo y espacio me hallé caminando por la vereda de la casa de mi tía. La casa de mi abuela está conectada a esta última mediante una escalera al fondo, fue construida por mis bisabuelos obreros y pobres, quienes también  dignos y capaces, construyeron el futuro que permitió descansar mi sed de lecturas en la carrera de filosofía en la Universidad Nacional de La Plata.
 seguí este camino y derivé en mi queridísima unidad básica, a la que alguna vez llegué proclamándome radical (ese partido actualmente inexistente y sin principios que supo ser el primero popular y argentino). como despertando de mis ensueños, sentí el peronismo maldito correr por mis venas, condenando a la burguesía putrefacta que enfermaba todos los logros de mi prometedor país. La bandera celeste y blanca de San Martín, la estrella federal de las montoneras y en el centro un PV, insinuándonos a ser continuidad de una militancia comprometida con el patriotismo: me recibió. En la puerta estaba Matías, mi querido compañero, tal vez el más comprometido con la causa, el que cuando más dificultades personales tuvo, más abrazó a los chicos del barrio, fue primero en intentar educarse cuando programábamos formación política (siendo él nuestro principal ejemplo a seguir). Esta vez, en la puerta estaba despidiendo alumnos del FINES, habiendo dictado una clase de filosofía que entendí, me pertenecía. Con estupor le pregunté por qué no me había avisado el comienzo de clases, siendo él encargado en logística, ya que imaginaba su comienzo el dia siguiente. Pero sin que pueda responderme, apareció la bestia. Cronos descuartizó a mi compañero, diciendo: "Estos son sus juegos ¿no? esta es su política. ¿cuánto pueden soportar?"
 Desmenuzó su cuerpo y me miró. Sabiéndome la próxima en el fatal destino, corrí hacia el entramado tejado de la casa de mi abuela, susurré la palabra 'puente' y éste apareció permitiéndome cruzar hacia el otro lado, desapareciendo tras mis pasos. crucé las escaleras, en un círculo trágico retornaba al mismo sitio: ví que matias se resconstituía mientras mi carne se deshacía a mordiscones, lo ví correr y de nuevo se constituyó mi cuerpo. El ser se abalanzó sobre mí nuevamente, retorné mi huida, quise salvar a Matías, le arrojé a Saturno una bolsa que culminó en su atropello, se estrelló contra el piso mientras yo volvia a construir puentes circulares huyendo. Me escondí, Matías huyó.El infortunio temina cuando , angustiada, miré el techo: mi sueño había terminado.
 hoy, más tarde, mi país quedará acéfalo, y sólo los hijos de Saturno sobrevivirán, deshumanizados, en pedazos, volveremos a los noventa.
"Ustedes nos dijeron que matásemos a los aristócratas, porque eran lobos. Lo hicimos, los colgamos de la farola. Nos dijeron que (el señor) Veto (Louis XVI) se comía nuestro pan, y lo matamos. Ustedes nos dijeron que los girondinos nos hacían pasar hambre, y los guillotinamos. Pero ustedes han despojado a todos los muertos. Nosotros, en cambio, continuamos descalzos, como en el pasado. Queremos arrancarles la piel de los muslos para hacernos calzones; queremos sacarles la grasa para que nuestra sopa tenga mejor sabor. ¡Muerte a todo aquel que no tenga huecos en su ropa! ¡Muerte a todos los que saben leer y escribir! ¡Muerte! ¡Muerte! ¡Muerte a quien emigra! Miren, ahí va un aristócrata: tiene un pañuelo. ¡A la guillotina!"

viernes, 4 de diciembre de 2015

madres, resistir, abuelas, plaza, hijos, presencias.

¿cómo querés que piense, decime, cómo? Ayer copulaban los pájaros en las copas de los árboles en pleno centro berazatiguenze, en el medio de la catorce hacían una cima alada y se arremolinaban formando un torbellino y dirás qué sé yo, no sé; pero estaban igual. Parecían treinta mil sueños volando, tal vez nos venían a cantar (cosa que les fue siempre impuesta mortífera, inhumanamente), ellos tienen tan magnífica voz que moralizan a cada uno de sus oyentes, los sordos tema aparte. ¿cómo querés que piense? La fiesta ya empezó y no invitaron al mozo, no invitaron al lavavajillas, no. Y tampoco los remuneraron. Nosotros también sabemos cantar, porque aunque los pájaros se fueron, quedó su esperma hundida en la inercia del espacio, nos dejaron una pluma en el corazón, y de ahí, narramos una leyenda -acaso- para crearla: cada vez que existen alados,los pájaros vuelven a cantar.Volaremos más de cerca para vernos las caritas empapadas en versos que silben (como las aves) que todavía sabemos resistir, lo que no sabemos es rendirnos. Mientras haya pájaros, se incendiará el cielo.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Justificar el día

Rioplatense dícese del latinoamerianodel sur, ese pago no-olvidado, tal vez porque sea un lindo lugar para los fatalismos desprendidos sin más, en actos de amor, muerte o belleza. Vamos con las definiciones. En cierto sentido, creo que realmente soy parte de una tradición escriba; estos artificios constituyentes sólo de la realidad que conocen. Nací para mirar ¿lo que pocos quieren ver?
Llegué tarde. Me siento
escribo
pienso
me poso
como esta niña
quien quiso llegar al cumpleaños y descubrió un descampado sucio en medio del conurbano, donde los pibes corrían desaforados quedó todo el barro sucio y los vecinos enojados. Mañana hay que cuadrillar.
 Es muy lindo leer el diario y reencontrarse. Esas pequeñas capacidades de no sentirse sola en las locuras. Se me ocurre encontrar difuntos que desprendieron de sí lo que quizá fueron sus mejores versos y nunca nadie los pudo leer, como mi insistencia con el egoísmo efímero de la inspiración: este poema
esta prosa
este pedazo de todo y nada
soy yo
es para mí
sola.
Después una voltea y se entera, casi por enfrentamiento, de que necesitaba un poco de compañía. Matar al autor antes de que nazca no tenía mucha gracia. Lo bueno es que no soy la única, pero lo malo es que habiendo existido alguien que retrataba su realidad cotidiana como yo, pero más abiertamente, su consejo me llegó tarde.
 Y acá estoy, despidiendo amigos, porque no hace falta decirte vos y mirá tal cosa, a veces, en la compañía hay más significado que en la lectura.
 Confieso: lo que más disfruto de ser omnisciente y atemporal, es la heurística como espacio físico, es tenerte a vos en frente mío y amarte, amarte hasta la artrosis en los huesos. Y que vos seas varios y que yo sea una: ese momento en el que me justificás la vida y el valor.
 Te amo, porque no estás y tu ausencia es la presencia de lo ardiente. Resignificame la vida, te lo digo a vos, porque sé que también sos atemporal, heurístico y omnisciente. Porque sé que vos sabés que sos muchos y sé que vos sabés que yo también, soy una sola.

sábado, 31 de octubre de 2015

feminismo

vengo a retomar el amor por mi sexo
cada injuria que recibo por ser mujer se traduce sutilmente en una línea de pensamiento que me engulle y no me deja encontrar reposo, nunca.
cada vez el odio es más grande. cada vez siento más ganas de atropellar cabezas con un pié ensanchado milagrosamente y sangre por todos lados: te bautizo de envidiarme.
llegado un momento, me preocupa más el odio acérrimo que la sociedad patriarcal. la segunda no se cambia con la primera, no se analiza estratégicamente de esa manera.
no estoy lista para organizarme en mi género. ya lo sé, no me orgullese, pero lo cierto es que me carcome el odio.
cada vez que miran mi cuerpo y atentan sobre él
palabras
objetos
miradas
que no
no quiero
y cuando quiero
 no lo hacen: bueno está bien, no me correspondés. Y listo, pero
no,
siguen.
te dicen esas otras palabras, arrojan otras cosas
miran té de otra manera
y golpean
cada vez que me golpean
ahora,
por ejemplo,
me acaban de retorcer un seno
ése de
maldita puta pariente (no-pariente)
que no la excitó, no la alimentó. Así lo golpea. Pero no,
no flaquita.
es mio
no es tuyo.
Me hierve la sangre
me queman los poros.
busco apoyo en lo que siempre me contuvo, la única lealtad son los libros
y no
no me interpelan.
áspero destino
amargo el gusto
nublado el pensamiento.

jueves, 8 de octubre de 2015

mujer

una vez más busco la melodía que me salve, pero no. Hoy no existe, y menos acá.
abajo
debajo
tan detrás que
es
atrás.
la desazón -cada vez mas honda, más segura e indubitable-
se hace en mi pecho, y sólo vislumbro masas deviniendo en mares alternativos. Pero sé que esa es su forma de llamarme. Alfonsina yace oculta en mi más profundo subyollito y cada vez que soy un trapo, me llama y tranquiliza: acá siempre te espero, dice.
ojalá no fuera la única